Muy al contrario de lo que ocurre con
los perros, que mueven la cola para dar muestra de su alegría;
el caballo tiene la costumbre de moverla como claro síntoma
de irritación.
De hecho, los golpes originados por estos movimientos, que actúan
como auténticos latigazos, pueden llegar a producir heridas
en el criador, principalmente si se producen en la cara. Por ello
siempre es recomendable anudar la cola cuando nos dispongamos a
trabajar con las piernas posteriores del animal.
El caballo puede sacudir de esta forma la cola gracias a la parte
rígida sobre la que van implantadas las crines, denominada
“maslo”, se trata de una zona de unos veinte centímetros
y que es móvil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario